Catáestrofa

Día del juicio

Y cuando se mancharon las aguas de sangre y hubieron bajado las nubes del cielo, vi descender a la tierra el trono de Dios.

Y sentado allí, con suprema majestad estaba yo mismo.

Y así mismo reconociose Dios en cada una de sus creaciones y ellos se reconocieron en Dios, porque siempre fue así desde el inicio de los tiempos.

Así se manifestó para cada uno, Dios de mil rostros, y el juicio comenzó simultáneamente para toda la creación.

Y habló Dios en una lengua desconocida, pero para todos entendible y su voz resonaba como un muro de sonido que atravesaba inmediatamente todo el universo.

Y mostró Dios una sonrisa benevolente, siendo que sabía mejor que nadie su propia historia. Y siendo creador y creación, y aún siendo que se amaba muchísimo, no encontró mayor signo de justicia que condenarse.