Catáestrofa

El sonido más delicioso del mundo

Su sola caricia dejó un retrogusto perenne a piel y fuego.

El paladar impregnado de cielo degustaba cada instante.

En éxtasis, comenzó a salivar largos ríos de sal y llanto.

El ansia consumía entero el cuerpo en escalofríos.

Es insoportable, lo quiero todo.