Catáestrofa

Huehue

Hijito mío, mi pluma de quetzal, mi hoja de jade. Sabete que tu eres valioso, eres merecedor.

En ti llevas el nopal, el maíz y la lucha de mi que soy tu padre de mi que soy tu madre.

Hijito mío, muy querido, escucha bien, no le debes nada a nadie, no hubo maldad en tu creación y no eres producto de ningún pecado.

Tú eres mi ala y mi cola, mi pie y mi cabeza. Entero tu eres mi rostro y mi color.

Anda sin vergüenza, porque eres entero merecedor.

No desaproveches ésta boca, ésta garganta. No dejes que caiga en las sombras, no dejes que se la lleve el tecolote, y quedes en la penumbra del olvido.