Catáestrofa

No eres un cerebro con armadura de carne

Muchas veces trato de regular mi ansiedad manteniéndome ocupado, y, debido a que mi trabajo es mayoritariamente mental, por lo regular mi agotamiento es también pura (o en mayor medida), mental.

Dando un vuelco a mis paradigmas, estos días fui a trabajar a una instalación audiovisual con una compañía de iluminación.

El trabajo era muy pesado y bastante extenso (como tener una buena dosis de ejercicio de varias horas), y, a pesar de que había que cuidar algunos detalles mínimos que podrían dar sensación de logísticos, mi rol fue meramente ser el músculo.

Hacía mucho tiempo que no tomaba ése rol en un trabajo, y no es que lo vaya a buscar repetir activamente, porque es, de hecho, muy cansado. Pero sí voy a agregar que tras llegar a casa, tomar un baño y descansar me hizo tener una paz mental muy peculiar y prolongada.

Como cuando finalizas una sesión de yoga intensa y en la sección de relajación puedes realmente caer ante las necesidad de tu cuerpo de relajarse. Creo que podría asimilar así la experiencia de ése trabajo.

Fue bonito reencontrarme con mi parte que hace talachas, y fue agradable encontrarme ahí y apreciarme a mi, entero yo mismo.

Mi cuerpo y mi mente.