Catáestrofa

Risa nerviosa

Hoy leía y pensaba en ti.

Leí y leí grandes cantidades de palabras, pidiendo al destino encontrar algo prudente que decirte (a fin de cuentas, los pensamientos humanos ya están muy globalizados).

Y ahí estaba, escrito por alguien aleatorio cuya narrativa a penas empiezo... un escrito a la medida.

En cuanto llegué al prestigio se me estremeció el cuerpo y un escalofrío rápido bajó desde mi nuca hasta perderse en mi espalda. Y, sin saber cómo responder a tal coincidencia, buscada, pero a fin de cuentas coincidencia, solté una risita nerviosa que se mezcló con un leve gimoteo de añoranza.

En un momento pensé en enviártelo, aún sabiendo lo disruptivo del mensaje.

Pero ya es tarde,

tarde para todo

y en todos los aspectos.

Cual reloj de arena fijado al suelo.